Como primera tarea que se realiza en esta fase es la EVALUACIÓN de los RIESGOS anteriormente identificados y DETERMINACIÓN de aquellos riesgos significativos para concretar las medidas de control en los cuatro niveles del Plan de Bioseguridad:
- PERSONAS: medidas de protección del personal.
- PROCESOS: medidas de carácter organizativo.
- INSTALACIONES: adecuación y revisión del cumplimiento.
- PRODUCTOS Y/O SERVICIOS: adecuación y revisión de la inocuidad.
Las personas requiere EPIs conforme a las necesidades reales, en Bioseguridad el uso de mascarillas, guantes, productos y pautas de higiene, han de ser acordes a los riesgos zonales, de manipulación, de materias y productos; ya que son aspectos muy importantes pero que no deben hacerse sin sentido para no entorpecer el quehacer diario.
Los procesos bien gestionados se adelantan a posibles riesgo. Este es el enfoque a seguir para garantizar su optimización y seguridad desde las etapas iniciales hasta las finales; desde que recibimos una materia prima hasta su producción final, desde que recibimos a un cliente hasta que le ofrecemos nuestro servicios especializado con garantías de seguridad y de forma ágil.
Las instalaciones deben mantenerse y adecuarse para seguir criterios higiénico-sanitarios. En la situación actual es posible que tengan que redefinirse espacios y materiales para mitigar la aparición de riesgos. El servicio que desarrollamos debe seguir vigente, de tal manera que las actuaciones sobre infraestructuras se conviertan en una inversión para poder seguir recibiendo clientes o sacando al mercado productos seguros.
En el ámbito de las infraestructuras en materia de Bioseguridad es fundamental la instalación de medidas de protección que mitiguen el traslado de agentes infecciosos entre zonas críticas y la implantación de equipos de desinfección para mitigar o eliminar la concentración de agentes infecciosos sobre ambientes, superficies, materias primas y productos.
Los productos y servicios pueden verse modificados pero siempre desde un estudio técnico-económico y de mercado; de tal modo que permite a las organizaciones seguir siendo competitivas y a los consumidores acercarse a nuestra empresa con confianza.
La evaluación de riesgos no presenta un fin en sí misma, sino un medio para decidir si el riesgo es o no tolerable.
El resultado de la evaluación de los riesgos identificados debe facilitar a la organización el camino para la selección y adopción de las medidas precisas a tomar para evitar el riesgo, y de no ser posible en su totalidad controlar esos riesgos a niveles aceptables.
La evaluación de riesgos es un proceso dinámico. Las evaluaciones deberán revisarse periódicamente en función de los niveles de riesgos existentes, y siempre que tenga lugar cualquier modificación significativa en un proceso o actividad de trabajo.
Una vez analizado y evaluado los riesgos identificados se procederá al diseño de un plan de acción específico de la organización, su actividad, sus personas, instalaciones y productos y servicios con la finalidad de mitigar o atenuar a niveles aceptables los riesgos significativos en la fase de evaluación.
Los planes de acción tienen que ser completos, gracias al análisis previo ya hemos determinado POR QUÉ es importante hacer una acción en nuestra empresa; de tal manera que en nuestros planes detallaremos:
- QUÉ se requiere hacer,
- QUIÉN lo va a hacer,
- CÓMO se aborda,
- DÓNDE es importante incidir
Así como todo lo necesario para poder controlar, vigilar y verificar aquellos riesgos determinados como significativos permitiendo su desaparición o atenuación dentro de nuestros límites de Bioseguridad.