La avispa asiática se adapta con rapidez al hábitat de la costa gallega, pues su actividad no cesa ni en época de hibernación, al presentar un clima más benigno que en el interior. Es un hecho, hasta el momento, insólito en Europa. Por motivos como estos, es esencial que los encargados de realizar el Control de Plagas esté cualificado, ya que tendrá en cuenta todos los factores.
Esther Ordóñez, veterinaria de la Agrupación Apícola de Galicia, informa que hay localizados alrededor de doce nidos de vespa velutina nigritorax en la provincia de Lugo y cinco en Pontevedra. La rápida adaptación al clima preocupa a los apicultores, que temen que el proceso de expansión se acelere. Actualmente, en Galicia, no se constatan ataques de avispa vesperina a colmenas autóctonas, aunque en el norte de Portugal las asesinas ya empiezan a bloquear la entrada de los panales, evitando que los insectos salgan a alimentarse. Consecuentemente, enferman y mueren.
Y es que, la avispa asiática es una amenaza para las abejas autóctonas, ya que esperan a que éstas regresen a la colmena con polen para capturarlas, cortarles la cabeza, las patas, el aguijón y trasladarlas a sus propios nidos para comérselas. Las que quedan en el interior no salen por miedo a sufrir la misma suerte. Finalmente, acaban por debilitarse, muriendo también.
¿Cómo llegó la avispa asiática a España?
La avispa asesina es una especie invasora natural de China que llegó a Burdeos en el 2004 a través de un cargamento de madera. En el 2012 se adentró en España, concretamente en Lugo; desde entonces ha iniciado su expansión por la Península.
Identificar a la asesina es muy sencillo, pues dista en creces con la abeja autóctona. Predomina el color oscuro, incluso en el tórax y el abdomen, exceptuando su parte más baja, que es amarilla. Las patas son marrones y amarillas sus terminaciones.
Según los últimos estudios, la avispa asiática habrá colonizado toda la Península Ibérica dentro de una decena de años.
Fuente: ABC.es