Cuando pensamos en la seguridad de los bañistas en una piscina, seguramente lo primero que viene a nuestra cabeza es prevenir los resbalones y ahogamientos. Sin embargo, hay otros riesgos a considerar cuando nos lanzamos al agua.
En el último verano asistimos al incremento alarmante de noticias sobre casos de usuarios de piscinas afectados de dolor abdominal y fiebre. Año a año se ha multiplicado la incidencia, sobre todo entre la población infantil, y la necesidad de tomar medidas para corregir dicha tendencia ha puesto el foco sobre el causante de esta realidad, un microorganismo conocido como Cryptosporidium.
Aunque las aguas de baño resultan especialmente afectadas, también pueden surgir problemas en aguas de suministro que realizan captaciones de acuíferos donde se haya producido alguna contaminación. Tenemos reciente el último brote de este tipo que padeció la comarca de Tarazona (Zaragoza). https://www.elperiodicodearagon.com/aragon/2023/09/27/expertos-advierten-brote-tarazona-ultimo-92588581.html
¿Qué es y cómo se transmite Cryptosporidium?
El Género Cryptosporidium engloba un grupo de protozoos parasitarios que pueden originar infecciones en humanos y animales. Son los microorganismos responsables de la enfermedad conocida como criptosporidiosis.
Este parásito intestinal se encuentra libremente en el suelo y el agua, pudiendo sobrevivir durante largos periodos de tiempo en estado esporulado (ooquistes). A través del agua o de alimentos contaminados puede ser ingerido y llegar así a completar su ciclo biológico como parásito dentro del tracto intestinal de su huésped. Los afectados (animales y humanos) liberan nuevos quistes con las heces, que serán a su vez susceptibles de transmitir la infección a nuevos huéspedes.
Las principales vías por las que podemos enfermar de criptosporidiosis son:
- Ingerir agua recreativa contaminada (piscinas, parques acuáticos)
- Ingerir el parásito en aguas sin tratamiento (ríos lagos)
- Ingerir agua potable o hielo contaminados
- Comer alimentos contaminados
- Tocarse la boca después de tocar superficies contaminadas. De ahí la importancia del lavado de manos regular como prevención de primer nivel.
Son varias las especies de Cryptosporidium que infectan a mamíferos. Entre los humanos, las principales son C.parvum y C.hominis.
La Criptosporidiosis y sus síntomas
Se trata de una enfermedad gastrointestinal que, aunque puede presentarse de forma asintomática, aproximadamente el 80% de sus afectados manifiestan síntomas como nauseas, diarrea, vómitos, fatiga, fiebre y dolor abdominal. En ocasiones también asocia dolor de cabeza, de ojos y en las articulaciones.
Tiene un periodo de incubación de entre 2 y 10 días.
La mayoría de los enfermos de criptosporidiosis la superan sin necesidad de tratamiento. La recuperación completa se alcanza en una o dos semanas.
La infección merece vigilancia especial en la población más vulnerable, los niños y los adultos con sistemas inmunológicos debilitados. Asegurar una adecuada hidratación.
Control y Prevención de la bacteria Cryptosporidium. ¿Cómo reducir el riesgo?
Cryptosporidium es uno de los microorganismos que pueden vivir en el agua de las piscinas. Otros potenciales agentes de la aparición de enfermedades asociadas al baño son Giardia, Shigella, norovirus, Pseudomonas y E.coli. De todos ellos el número de cuadros infecciosos asociado a Cryptosporidium es el que más ha aumentado, aproximadamente un 13% en los últimos años.
Los ooquistes de Cryptosporidium tienen una dura cubierta proteica, que les hace más resistentes, especialmente a los desinfectantes clorados. (https://wwwnc.cdc.gov/eid/article/5/4/99-0425_article)
La CDC americana, Servicios de Prevención y Control de Enfermedades, indican la capacidad de supervivencia de protozoos como Cryptosporidium y Giardia hasta 10 días en aguas tratadas con niveles de cloro de 2 ppm.
Cobran así relevancia otras medidas complementarias, como el filtrado y la vigilancia de la turbidez, los sistemas de luz ultravioleta, las paradas técnicas con choques hiperclorados o la incorporación de tratamientos con ozono.
A los sistemas físicos y químicos de protección del agua no hay que olvidar añadir la máxima importancia que tiene la higiene de cada bañista y la responsabilidad en el correcto uso de la piscina.
Todos contribuimos a evitar infecciones al:
- Mantener a los niños fuera del agua si tienen diarrea
- Ducharse antes y después del baño
- No tragar agua
- Enseñar a los niños a no orinar, ni defecar en el agua
Debemos tener muy en cuenta que alguien afectado de criptosporidiosis puede ser portador de la infección hasta dos semanas después de la desaparición de los síntomas.
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