Cotorras de Kramer y argentinas, consideradas especies invasoras, colonizan zonas verdes y monumentos de Alicante, Valencia y Castellón. A este tipo de plagas se les suma la aratinga en Valencia.
La especie de cotorra aratinga comienza a invadir zonas verdes y calles valencianas por primera vez en España. El pájaro tendrá que competir con las otras dos especies invasoras, reconocidas y de control obligatorio, según el Real Decreto 630/2013 que expone las Especies Exóticas Invasoras en España. Desde entonces su posesión, transporte o tráfico están prohibidos. Sólo se pueden mantener los ejemplares adquiridos antes de la aprobación de la legislación, bajo precisas condiciones. El control de plagas necesario para minimizar las poblaciones debe llevarlo a cabo una empresa profesional de sanidad ambiental.
Tanto la Kramer como la argentina se introdujeron en el país como mascotas hace algunas décadas, hasta que se escaparon de las jaulas o los propietarios las soltaron. Empezaron una expansión que ha derivado en plaga.
¿Qué riesgos acarrean las cotorras invasoras en España?
La cotorra argentina implica un riesgo extra por construir nidos en árboles que pueden alcanzar los 120 kilos de peso. La caída de ellos porta la inseguridad ciudadana y de edificios. La de Kramer localiza los nidos en los huecos de los árboles, compitiendo con tórtolas, palomas y búhos. Además, ambas degradan los monumentos presentes en el hábitat donde residen.
Acerca de la aratinga, todavía no se ha recogido información de cómo puede afectar su convivencia con las demás cotorras, debido a la reciente llegada. De hecho, todavía no se ha incluido en la lista de especies invasoras, incluso se encuentra protegida por el CITES, lo cual dificulta el control de la ya considerada plaga.
La cotorra Kramer y argentina, además de ocupar la Comunidad Valenciana, son habituales en Málaga, Barcelona o Palma de Mallorca. La facilidad de adaptación y la alimentación poco selecta, basada en dátiles, frutos y restos orgánicos, ha facilitado su expansión. Además, sólo cuentan con el halcón como enemigo depredador.
Hasta el momento, el control de aves suele centrarse en los ejemplares de palomas y tórtolas, cuando hay otras especies invasoras que deberían considerarse incluso más que éstas, para frenar la expansión. Los animales que se asientan donde no son originarios suelen afectar a la fauna y flora autóctona, lo cual supone problemas derivados.