Los mosquitos y su implicación en la salud pública
Los mosquitos son insectos voladores muy conocidos por su distribución cosmopolita. Se desarrollan en ambientes exteriores con aportes habituales u ocasionales de agua y colonizan fácilmente los espacios interiores. Además, la evolución de los espacios de convivencia y la proliferación de urbanizaciones residenciales con importantes áreas ajardinadas, piscinas o incluso espacios de terraza particulares, ha reunido unas condiciones especialmente favorables al asentamiento de estos insectos.
Reconociendo esta implicación y el riesgo que supone para un número creciente de vecinos, la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) publicó en 2020 una Ordenanza Marco para la Prevención y el Control de los Mosquitos posibles vectores de enfermedades y Mosquitos autóctonos (que puedes ver aquí), en la que articula observaciones, obligaciones, responsables implicados y hasta sanciones, todo lo cual encaminado a conseguir una correcta vigilancia y control sobre las poblaciones de mosquitos.
Principales tipos de mosquitos
Los insectos constituyen el grupo zoológico más numeroso, y los mosquitos son parte relevante del mismo, dada su variabilidad y marcada adaptación a distintas circunstancias, pero sobre todo por el riesgo sanitario que suponen.
Los mosquitos viven entre 2 y 4 semanas, dependiendo de la especie y en función de las condiciones de humedad, temperatura y disponibilidad de nutrientes. Es más, pueden resultar especialmente molestos y peligrosos como propagadores de enfermedades por sus picaduras.
Con el término arbovirosis se agrupan las enfermedades causadas por virus, con la peculiaridad de utilizar artrópodos como vectores para su transmisión. Los vectores más comunes son mosquitos de los géneros Culex y Aedes.
¿Qué mosquitos son más abundantes en España?
En su mayoría son especies ligadas a los géneros ya indicados, a los que se une además en zonas de humedales y marismas ejemplares del género Anopheles (A.algeriensis y A.atroparvus).
Por otra parte, se reconoce como mosquito común al Culex pipiens, que se desarrolla en aguas sucias y coloniza con frecuencia las aguas estancadas en canalones o imbornales. Su implicación como vector de enfermedades es menor, aunque se cuenta entre los habituales más molestos del verano. Son insectos pequeños, muy delgados y de tonos grises o marrón pálido. Su principal actividad es crepuscular o nocturna.
Dentro del género Aedes, tenemos varios tipos de mosquitos, entre los que destacan:
- Aedes aegypti, que actúa como principal transmisor del Dengue en nuestro país. Le caracteriza un manchado negro y blanco en su cuerpo y extremidades. Ocupan áreas urbanas y periurbanas, pudiendo superar con éxito los períodos de sequía, para volver con ímpetu tras las primeras lluvias.
- Aedes albopictus, el mosquito tigre. Su cuerpo negro y el rayado blanco en patas, cuerpo y cabeza lo identifican. Su adaptación es máxima al entorno humano. Necesita cantidades mínimas de agua para la cría, resultándole suficientes los remanentes en recipientes, platos o pequeños charcos. Es de hábitos diurnos y además de resultar extremadamente molesto y persistente, puede ser transmisor de virus, como los causantes del Dengue, el Chikungunya y el Zika.
- Culiseta longiareolata, una especie menos relevante en cuanto a sus riesgos asociados. Con actividad nocturna y, como en el caso de Culex, molesto por sus picaduras.
¿Cómo detectar y eliminar el mosquito tigre?
Vigilar y extremar las medidas que eviten acumulaciones de agua, por pequeñas que sean, es crucial para hacerle más difícil a esta especie tan adaptable, que se desarrolle a nuestro lado y se convierta en compañero indeseado de la estación cálida. Sin embargo, y a pesar de que sus señas de identidad se han indicado en este mismo artículo, te recomendamos leer este otro post “Llega el buen tiempo. Vuelven los mosquitos” ya que hablamos de más detalles a tener en cuenta.
La magnitud de la globalización ha favorecido tremendamente la dispersión de estos agentes, una consecuencia más de los crecientes flujos turísticos y el tráfico de mercancías en todo el mundo.
Ya en este punto, la gran adaptabilidad de estas especies ha demostrado su eficacia y el éxito en su extensión y de sus asentamientos. A nivel local y hasta particular, consiguen día a día nuevos nichos estables y favorables para su cobijo, su alimento y su proliferación.
En consecuencia, resulta trascendental la implantación de Planes de Minimización sobre estas poblaciones y la colaboración entre administraciones, particulares y profesionales del control de plagas para atajar estas situaciones, especialmente problemáticas cada vez durante períodos más prolongados (abril/mayo a septiembre/octubre).
Todos somos susceptibles de facilitar o favorecer las condiciones de proliferación de mosquitos con nuestras conductas o descuidos. En nuestras manos está dar los pasos para impedir el desarrollo de las molestas poblaciones de mosquitos.
